Recientemente he observado cómo en parques de atracciones, las mamás se afanan en peinar a su descendencia.
Pongámonos en situación: después de un día de sol, de melenas al viento y rociadas con el agua de atracciones (repleta de químicos para mantenerse en condiciones aceptables). El cabello de nuestras pequeñas está visiblemente sensibilizado, y no es el mejor momento para pasar un cepillo, ya que dañaremos sus cutículas e incluso podríamos romper alguna hebra.
¿Qué hacemos? Sencillo, deja que tu pequeña disfrute. Si quieres, puedes hacerle una trenza flojita. Y cuando llegues a casa y sus cutículas no estén tan dilatadas, lávala con un champú suave, ponle un buen acondicionador y, solo entonces, desenreda.
Esto también se aplica a la piscina, la playa o el río.
¡Palabrita de wapa! 😉
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